I LOVE LONDON

Londres me cambió. Histérica del orden con la habitación sin recoger de dos semanas, aún puedo saber que me puse el miercoles de la semana pasada para salir, porque aún esta encima de alguno de los sitios entre los que mi ropa se encuentra repartida. Y hay más de uno porque las montañas van creciendo cada día, cajones abiertos, faldas encima de la maleta, pañuelos por la mesa, jerseys en la silla, y cuando quiera irme a dormir debo luchar una batalla con cinturones, bolsos y chaquetas que duermen en ella.

Con los ojos rojos un día y al siguiente. Con ojeras que en la vida tuve. Con necesidad de horas de sueño acumulada. Comiendo pasta, pasta y más pasta. Durmiendome en la quinta hora de clase. Y en la cuarta. Y en la tercera. Llegando siempre tarde. Aguantando la lluvia y disfrutando de la nieve. Aprendiendo italiano. Aprendiendo francés. Hola en ruso es 'priviat'. Asi es mi vida en Londres. Así de feliz. No me quiero ir nunca. Y es la verdad, si no pudiera decirlo no sería yo.

Este post se iba a titular 'La inspiración perdida' pero me dí cuenta de que no es así, si no actualizo es porque aquí hay tantas cosas que hacer, que sentarse delante de un ordenador es lo último que te apetece.