Estaba en el andén esperando al metro cuando apareció. La señora ratón. Sabía de la existencia de una comunidad de ratones en las tuberías, alcantarillas y demás subsuelos, pero no sabía hasta que punto se habían integrado en la nuestra mimetizándose por medio de complementos y demás atrezos. Fué entonces cuando empecé a fijarme sospechosamente en cada individuo que se cruzaba a mi paso. Había desde pescados hasta perros, cerdos y búhos.
Entonces pensé en mi hermana, y en cómo el otro día no estaba segura si asesinar o matar al ratón de laboratorio. Al final decidió que sólo le quitaría la vida. Un ratón con suerte.
Genial
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