26 October 2010

Pensamientos aguados

Solo tengo dos sitios para pensar en todo el día, dos momentos de tiempo muerto que gastar en darle vueltas a las cosas o simplemente divagar en lo absurdo, la media hora de metro a las 8 de la mañana y la ducha de las 12 de la noche.

Ahora, la primera oportunidad se ve truncada por el libro de turno, que en este momento es El guardián entre el centeno, de Salinger, que me ha enganchado. Así que todas mis energías pensativas se apelotonan en los 15 minutos que me tiro bajo el agua ardiendo, sí, 15, para una ducha es mucho pero para navegar en la nada, no es ni mucho menos suficiente.

Esta noche, con los hombros rojos por el agua ardiendo, estaba viendo una esponja que hay en el baño, que creo que es de Fran, y de repente, 15,  me he acordado de que una vez mi padre, cuando éramos pequeñas, trajo una esponja de propaganda de esas que se hacen grandes con el agua, fue impresionante, era algo emocionante que no pasaba todos los días, de hecho, creo que cortamos la esponja para que tuviéramos para mas ocasiones, pero esto no lo recuerdo muy bien...y entonces he visto la pulsera que tenía en la mano que mi prima pequeña me dio el otro día, que parece una pulsera pero te la quitas y tiene forma de pingüino, la tenía repe, y he pensado, ¿y si fuera una pulsera que con el agua se hace gigante? Sería el apocalipsis! Y luego me he aclarado el pelo...tengo que decidir de qué disfrazarme en Halloween, 4, 3, 2, 1...

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