18 October 2010

El sueño que ellos no durmieron

Los prejuicios, el pudor, hacen que lo obsceno conserve su encanto o incluso adquiera más.

El pudor forzosamente eleva la potencia del disfrute de los objetos/sujetos o exalta el grado de deseo hacia ellos.  La transgresión nos seduce. El morbo por lo dantesco, lo oscuro o lo sucio, ha sido creado por nosotros, porque socialmente no somos libres de hacerlo, y violar la ley, es excitante.


¿Y qué es lo decente? ¿Y qué es lo obsceno? Cada época cataloga la decencia de forma diferente, cada cultura, cada tribu, cada familia, cada individuo.

La saturación de lo obsceno, la transparencia, hace que pierda valor, ya sea negativo o positivo, y pasa al umbral de lo normal, entendiendo por normal aquello no escandaloso o que no ofende a los sentidos.

(…) y sucesivamente así 
mientras los grandes temas 
dormían el sueño que ellos no durmieron.

En este fragmento de Los formales y el frío, Benedetti se refiere al sexo sin referirse a él, no es obvio. Lo insinúa, pero cuando lo leemos, sabemos perfectamente de qué habla y creamos una imagen mental, cada persona una diferente.

            Perdida la insinuación, todo entra dentro de la escena, todo se ve y no da lugar a la imaginación, que seguramente es mucho más potente que la realidad.

Comemos  el mundo masticado. 

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