03 November 2009

Camembert







A mi colección de postales se une una nueva adquisición para forrar mi pared. Una foto de Dalí que mi hermaniya me compró en el Reina Sofía cuando fué con su Japonesa a ver el Guernica.

Cuenta el propio pintor en La vida secreta de Salvador Dalí que una noche, tras cenar queso de Camembert, se puso a meditar sobre los "problemas filosóficos" de la materias dura y blanda. Este pensamiento le llevó hasta un cuadro inacabado de un paisaje de Portlligat presidido por un olivo seco, rocas y un atardecer melancólico. Entonces surgió la inspiración: añadió los relojes blandos, que se deshacen quizás cansados de marcar la misma hora, y surgió La persistencia de la memoria, icono del surrealismo y obra capital del pintor ampurdanés. Pintada en 1931 por un joven Dalí de 27 años, la obra se expone ahora por primera vez en el Teatro Museo Dalí, de Figueres, gracias a un préstamo temporal del Museo de Arte Moderno de Nueva York (MOMA), propietaria del lienzo desde 1934.


Dalí dormía sentado con una cuchara entre las manos y un plato de hojalata entre los pies. Así cuando el sueño le embargaba y relajaba todos sus músculos, la cuchara al deslizase entre sus dedos y caer sobre el plato realizaba el suficiente estruendo para despertarle. Quizá de esta manera su desbordante imaginación permanecía siempre entre el mundo real y el de los sueños.

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